La recuperación de una zona natural quemada es un proceso largo y complejo, pero existen diversas medidas de restaurarla
En Exploramás fortalecemos equipos y contribuimos a que las empresas formen parte de ese proceso de regeneración tras los efectos devastadores del fuego
Aún no ha terminado el año y los datos son más que alarmantes: los incendios han arrasado más de 84.000 hectáreas del monte y los bosques españoles. Miles de personas, flora y fauna se han visto afectados profundamente por el impacto del fuego. Más allá de la extensión, los incendios se han vuelto cada vez más virulentos y difíciles de gestionar, tal y como indica el último informe del Ministerio para la Transición ecológica y el Reto Demográfico.
Sus efectos implican la pérdida de tierra fértil, nutrientes y elementos vegetales -lo que supone la degradación y desertificación del suelo-, la contaminación de aguas superficiales y subterráneas, la desaparición de acuíferos y otras muchas consecuencias dañinas y a veces irreversibles.
En Exploramás, a través de nuestras actividades de team building y RSC para fortalecer equipos, trabajamos en un modelo de recuperación que apuesta por recuperar paisajes resilientes. Para afrontar la restauración de estas zonas es fundamental iniciar un proceso que debe mantenerse vivo cuando las noticias en los medios de comunicación desaparecen.
El suelo, uno de los grandes perjudicados de los incendios forestales, necesita tiempo para restablecer su composición original, tal y como indican estudios de investigación de entidades como el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC). De ahí la importancia de crear un plan de actuación dividido en distintas fases temporales.
PRIMERA FASE
El diagnóstico de la situación y de las zonas quemadas es el primer paso: analizar la funcionalidad del suelo y la capacidad de regeneración natural de la vegetación. Además, hay que tener en cuenta que un mismo incendio afecta de forma diferente a cada zona dependiendo de aspectos como la densidad y tipología vegetal e, incluso, la orografía del terreno.
Un ejemplo de ello es que no es necesario intervenir en áreas con escasa pendiente poco afectadas por el fuego. En este caso se aconseja que la regeneración siga su curso natural. Sin embargo, la intervención sí será indispensable en aquellas áreas donde el fuego ha sido más agresivo, incluso eliminando la capa de hojas en el suelo. En este sentido, será necesario evaluar el método de acción más apropiado. No es recomendable hacer una reforestación o plantación de árboles masiva -al contrario de lo que muchos puedan pensar- ya que el procedimiento para hacerlo podría agravar la erosión del suelo.
SEGUNDA FASE
A medio plazo, entre uno y tres años más tarde, se ponen en marcha los tratamientos de rehabilitación para recuperar las zonas forestales tras un incendio. Estas se centran en mitigar los daños producidos y acelerar su recuperación. La eliminación de las plantas invasoras favoreciendo los bosques autóctonos y ayudar al regreso de la fauna son algunas de las medidas principales que se llevan a cabo.
Aunque lo ideal siempre es la regeneración natural o restauración forestal pasiva, es importante contribuir a la recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas respetando los ritmos biológicos.
La retirada selectiva de los árboles quemados -muchos de ellos deben permanecer pues son capaces de liberar nutrientes y suministrar semillas- y la intervención para terminar de recuperar la cubierta vegetal son acciones imprescindibles a la hora de recuperar las zonas forestales tras un incendio devastador.
También es importante implementar medidas destinadas a restaurar la calidad del agua y los hábitats acuáticos. Una de ellas es, entre otras, la siembra de vegetación riparia.
TERCERA FASE
En torno a cinco años después de un incendio es posible el restablecimiento de la vegetación autóctona a través técnicas naturales como las super semillas. La creación de estas bolas de arcillas con semillas de especies locales y nutrientes permite recuperar bosques destruidos. Su función favorece la germinación directa en la tierra y mejora la biodiversidad natural.
En Exploramás involucramos a las empresas y conectamos sus equipos a través de acciones sostenibles que permitan la reforestación y regeneración de los entornos naturales. Todo ello integrando a los participantes en experiencias con compromiso medioambiental y fomentando su impacto positivo en el mundo. Una de las más recientes donde las super semillas fueron las protagonistas fue la celebración de uno de los torneos de golf femeninos más importantes, la Solheim Cup, en la que se crearon 6000 unidades. Sin olvidar otras tantas actividades con empresas como la primera reforestación virtual con Indra y Fundación Juan XXII.
Una de las grandes iniciativas sostenibles impulsadas para fortalecer equipos dentro de las empresas ha sido la creación de un bosque urbano en la Sierra de Mijas. Tras el terrible incendio de la zona en el verano de 2012 que afectó más de 8000 hectáreas, Exploramás se unió a ASHES TO LIFE para la recuperación de este área a través de la plantación de especies de árboles autóctonas, el uso de las super semillas y la poda eliminación de restos, entre otros. La empresa de alta cosmética ecológica camina junto a nuestros ‘exploradores’ para la custodia de ese bosque en el que se plantaron más de 600 árboles.
Conectar equipos, mejorar la comunicación entre compañeros, motivar, trasladar una educación ambiental y en valores… Eso y mucho más se consigue cuando las empresas participan de acciones de team building y RSC con un compromiso con la comunidad y el medio ambiente.